viernes, 19 de mayo de 2017
El teléfono pronostica para hoy borrascas y aunque el cielo sigue raso, busco la nubes; el teléfono siempre acierta.
Cuando voy a desayunar, a eso de las diez, en la esquina de San Juan de Dios con el Paseo de la Estación, me llama la atención una señora de unos sesenta y alguno más años. Iba arreglada con tonos suaves, elegante, colores a beis y con zapatos rojos.
Los zapatos pisaban y destacaban del conjunto, porque eran rojo matador, diseñados para que se suban encima como en una carroza, o para bailar capoteando. Me los imagino expuestos en el escaparate, guiñando un ojo, tras unas cortinas, como en el barrio rojo.
Al dejar de pensar en los zapatos - la señora ya habría pasado la esquina - he notado que iba dejando un aroma intenso, fácil de seguir.
tiempo de borrasca,
al pasar los zapatos rojos
queda el perfume.
sábado, 6 de mayo de 2017
Ayer celebramos el hanami - gente de la AGHA - yendo al Jardín Botánico a pasear y ver; a plantar un sakura; a recitar clásicos haikus, colgando luego algunos improvisados en sus ramas; a reír y disfrutar.
Hubo quien, siguiendo el hanami y enlazando amigos, pudo ver la luna llena.
tarde nublada,
en el jardín japonés
pisadas nuevas.
lunes, 1 de mayo de 2017
sopla el viento,
del diente de león
queda el tallo.
Luego paseé un trecho por el Camino Levantino, me crucé con dos peregrinos, ella venía con acento extranjero, él con cara cansada y mapa plastificado al cuello. Al poco de saludarlos, me pareció que venía algún vehículo a lo lejos y me orillé, se oía un ruido fuerte, pero no veía nada. Anduve un poco más y otra vez el mismo sonido. Hasta que superé a los pinos carcomidos no supe de donde procedía.
viento del sur,
entre pinos quemados
ulula fuerte.
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