jueves, 18 de enero de 2018


Resultado de imagen de dos sillones


El oeste entra por la pequeña ventana que señorea la sala de estar; los ojos atentos y chicos alcanzan hasta la Fonda Oriental - la de antes-.

Los dos sillones de la salita son abrigos y mecánicos, con un mando de dos posiciones: una de bostezo y otra de vigilia. Un asiento, de sintrón y vino, ocupa un palco de platea y nube en las zarzuelas; el otro, es más de fanta de naranja y vendas,  con vistas acantiladas al mundo y a pasapalabra. Los sillones se saben mirar.

La mesa camilla se colma - en fin de semana - de sillas oriundas de otras habitaciones y - ella - se estira y completa para que cada una encuentre su hueco y lugar.

En el momento de la siesta, por obligación y costumbre, cae un tanto la persiana,  para velar el atardecer y el sol entra discreto en la sobremesa, acariciando migajas de  ganchillos y olvidos.

luz de invierno,
después de comer
el silencio.

sábado, 13 de enero de 2018



Tres delfines se ajironan, se desvanecen.

En el oeste, hoy, también amanece. Lo hace en un color suave, pastel; sobre su horizonte nubes azul acero, playa; encima un naranja, mandarina, no sé; es el reflejo del amanecer.

Voy conduciendo y no miro, solamente voy, dirijo la vista al frente; es el camino de cada día. Soy consciente de la naturaleza cuando veo tres nubes en forma de delfines saltando en el vacío mientras se desvanecen, se ajironan.

Y luego surge el amanecer delimitado, cuadriculado, intenso, por el retrovisor.

Así, naufragando, derivo pronto en el anuncio más dulce: Miguelitos Ruiz salida 41.


en el oriente,
dibujos de nubes
solo un momento.