sábado, 16 de septiembre de 2017

martes, 12 de septiembre de 2017





Aunque desde el paseo de la estación no veo la torre de El Salvador, la presiento y sé a dónde mirar cuando tañen las campanas.
 Son las diez de un lunes y doblan lentas, dolientes. He salido a tomar dos piezas de fruta y un café.
Camino a casa de mis padres; me cruzo en la acera con una paloma pagana que, inesperadamente, no se mueve cuando me voy acercando a ella, pero sí me mira.
Cuando regreso a mi trabajo la paloma  continúa en el mismo sitio; me aproximo descuidado,  ahora se esconde inquieta - como si fuese gato - debajo de un coche. Siguen las campanas.




la paloma
no levanta el vuelo,
tocan a difuntos

domingo, 3 de septiembre de 2017

Feria


Érase que se era en un feria cercana, una niña pequeña que cuando vio por  vez primera a una bruja dando escobazos en un tren se quedó petrificada; sujetaba con fuerza la mano de su tía preferida intentando entender lo que veía.
Al año siguiente sucedió algo similar: con un churro de chocolate a medio comer se detuvo de sopetón al volver a encontrarla. Necesitaba comprender: miraba,  escondida tras las piernas de la tía, los estacazos que a diestro y siniestra, lanzaban las brujas enmascaradas.
La tercera feria fue la suya: siete de septiembre, seis años recién cumplidos, vestido de fiesta, un bolso vacío colgado en bandolera y, peinada, con coletas para volar.
No se esperó, según pisó los redondeles, se lo dijo a su tía.
- ¿Te atreves a montar en el tren de las brujas? - Le espetó muy ufana.
- Claro, vamos.- Respondió sin convencimiento.
Las dos Cármenes caminaban calladas.
Al subirse en el tren, una bruja advirtió la tensión y - faltando a su deber maligno - se dirigió hacia mi hija demostrándole que la mini escoba era inofensiva.
Se la ofreció. Ella la agarró con su manita, tímidamente y - no sabemos aún cómo - le soltó de repente un tremendo escobazo a la bruja que le terció la máscara ridículamente en la cara.
La bruja se desternillaba, la tía miraba incrédula a la sobrina y mi hija sonreía - puesta en jarras - como una princesa valiente.
Y colorín colorado ...