martes, 5 de junio de 2018




Han tocado a laudes. La iglesia canónica divide la vida en tiempo de oración sin miramiento hacia el meridiano de Greenwich: maitines (antes del amanecer); laudes (anuncia el alba);...; vísperas y completas.
En fin. Repican las campanas en el Monasterio del Santo Espíritu, los franciscanos descapuchados  cruzan de la cocina a la capilla por un claustro blanco y con aroma de naranjas.

Pax et bonum - como lema - y el cristo de San Damián se encuentran por todo el convento.Son sus fuerzas ordinarias.

En la fachada de la iglesia destaca el reloj solar con un aviso sobre el paso del tiempo y  de la aparición repentina de la muerte, no me entretengo mucho. Un patio vallado con un viacrucis en hornacinas es el zaguán descubierto.

debajo del cedro,
los dos últimos
misterios.

Y se escucha como van terminando los cánticos orados y graves . En las últimas notas dan ganas  de volver a la fe. Después de que bendicen la paz acompañada, la capilla se queda tenue y temprana. Un joven fraile va y viene, agachándose y levantándose, frotando con devoción y fuerza los pies del altar mayor.

después de laudes;
chirrían las sandalias
franciscanas.