Hay tanta gente bailando y tantas letras escritas sobre la feria que solo voy a recordar momentos.
El trote de los cascabeles mientras caminamos, acalorados y con chaqueta, por el puente que pisa Triana.
La dejadez del mundo al entrar en la caseta.
El baile de colores cuando se van buscando los brazos limpios de las flamencas.
Las flores en lo alto y un poco más atrás.
Las risas con Nino por Chiquito..
Las corbatas elegantes mientras sujetan la manzanilla y miran con decoro el último plato de jamón.
La generosidad del que recibe y la intrascendencia del que sabe invitar.
La mirada sonriente de mi hija con su mantoncillo limón.El misterio del cante.
El aire del abanico rojo y el arrebato del verde.
La alegría líquida del habla y el ritmo de cajón.
El reflejo de las luces al volver desde Triana.
feria de abril,
el taxista que nos llevó
el único malaje
A Chema y a mi hija, por hacer posible todos estos días.