domingo, 16 de junio de 2024

Falta de tinta




En mi trabajo, el último viernes, una señora cuando presenta su jubilación. 

- No entiendo bien su nombre.

-Antinia

- ¿Antonia? - Le repregunto. No sé si es que la señora posee un déficit fonético o son mis oídos los que escuchan italianizantes.

- No, es Antinia. - Me lo confirma la señora sin extrañeza. Han debido presentarle esta misma duda durante toda su vida.

- Vaya nombre curioso - le respondo con el ánimo de que me cuente algo más, pero ella se limita a sonreír.

Mientras tecleo, no aguanto la curiosidad y me paro a preguntarle directamente por el origen de ese nombre.

- La falta de tinta - me contesta lacónicamente - y tomando aire me explica.

- Cuando inscribieron mi nacimiento, al funcionario del juzgado no le escribía bien el bolígrafo, se le estaba terminando la tinta y dejó la o como una i. Así de sencillo es el origen. 

- Es un nombre sonoro y, desde luego, original.

- A mi nieta le han  puesto Antinia.

- Hasta otro día Antinía

- Adiós, Josí.