viernes, 23 de noviembre de 2018



Lo contaba cada día con una sonrisa final:
 - Fíjate, que en la mesa, donde me siento a comer, pone  Ángel Parrilla Navarro.
Fue camionero de espíritu inquieto, nada le quedaba  para el día siguiente: adelantaba las horas del desayuno, comida y cena... incluso la hora de dormir. No era un ritmo inglés;  era ritmo Parrilla.
A lo largo de su vida fue acogedor generoso, compartió el hogar y su tiempo sin protagonismo; pero vivir acarrea desengaños y golpes, y eso él lo sabía desde chico. Es posible que ocultara esa cicatriz y le produjera, en algunos momentos, una voz más bronca que su espíritu.
Al pasar navidad se cumplirá un año que una mala caída le rompió la lentitud de sus, ya pequeños, pasos;  resultaba difícil  seguir con el estilo Parrilla -y eso no lo llevó bien-.
Sin avisar, en una mañana de otoño, se fue;  rápido, sin esperar a nadie, a su manera, como le gustaba hacer las cosas.

amenaza lluvia,
en la corona fúnebre
una mariposa


- a la memoria de Ángel Parrilla Navarro -





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