miércoles, 23 de octubre de 2024

Cesáreo


 

El once de agosto fuimos a Higueruela a despedirnos. Muchos amigos y su familia,  le dieron su adiós cuatro meses antes, en el derrumbe inicial. Nos lo contó su hermano de leche a la sombra entreverada  del tanatorio y de una bodega. 

La sensación es siempre compleja: queda un dolor íntimo a uno mismo;  una pena no compartida, recuerdos de unos momentos que,  tras su muerte, se acercan más al olvido; como un vino descorchado y que se conmueve y evapora al oxidarse.

Coincidimos laboralmente en nuestro primer destino en Seguridad Social con Puche, Rovira, Tere..., días de juventud, tinta y risas y de buenos compañeros.

Una tarde, que se prolongó en debates y filosofía, me regaló ese precioso estudio de un  trepador azul y una comadreja. Lo tengo colgado en la habitación dónde sigo aprendiendo a deletrear. 

Por detrás la dedicatoria firmada a lápiz: Para mi amigo José Ángel, con afecto. 10-12-2013


en agosto

antes de tiempo

se envera la pámpana



Es una deuda; 

Para mi amigo Cesáreo, con muchísimo cariño. 23/10/2024









4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Me ha costado varios borradores y tiempo. Muchas gracias, Alfredo.

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  2. Precioso recuerdo. Estara brindando con vino de esa bodega.

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  3. Seguro. Cómo dijiste, era el mejor relaciones públicas de su pueblo y del vino de allí.Un abrazo.

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