En primer plano, encima de una tapa de "Aguas del Ayuntamiento de Albacete", un pequeño girasol cansado, envuelto en un celofán inmaculado; al fondo, la cabeza entre las piernas, con empaque de joven, alguien duerme o llora.
Es temprano para quien el viernes despidió a la luna. Nos cruzamos madrugados con trasnochadores; ellos llevan en la cara los reflejos de la noche y se esfuerzan tímidamente en confundirse entre bolsas rebosantes y zapatillas de caminar.
Imagino que alguien tiró al suelo el girasol y el joven, a los pocos pasos, desfalleció como si él también fuera otoño; aprendiendo a perder y recobrando la dignidad de la derrota; maldiciendo el momento en que compró flores cultivadas en la barra de un bar.
un sábado de otoño,
la flor de la despedida
espera en el suelo
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