miércoles, 22 de noviembre de 2023

Mendiga


 El otoño se inverna a días. Nubes, cielo azul y viento suave. Al sol se está bien.

Voy a sacar dinero el cajero del BBVA. Ahora allí no conozco a nadie, son todos vendedores ambulantes con americana y corbata de segunda mano. En las oficinas nunca se ven clientes. Los bancos lo han conseguido, realizamos todos los trámites por internet. A Joaquín lo han destinado a otro pueblo para que no sepan que se llama Joaquín.

En la misma acera del banco, una señora mayor, con la piel quebrada, está sentada en una caja de frutas, apoya la espalda en la pared y se tapa las piernas con una toalla malva y con algunos rayos de sol.

Un bastón azul fosforito a su lado que le valdrá más para buscar que para andar.

Las canas las cubre con un pañuelo oscuro y los pies con unas zapatillas negras con un pompón.

Las manos en los bolsillos y la boca cerrada. Cuando paso por primera vez a su lado espero que pida limosna en papel timbrado y triplicado, pero no. A la vuelta, parece que dice algo cuando las nubes tapan el sol, pero se dirige a sí misma, pensando en fuerte.


la mendiga

sentada en la esquina, solo pide 

el sol de otoño

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