viernes, 19 de noviembre de 2021

Hojas de arde

 

Pasa cada año en algún día de otoño. Un viento frío arranca las hojas más altas de los arces; son de un color ocre luminosos. El aire en remolino las mantiene unos segundos revoleando en un sube y baja, como si no tuvieran otro quehacer.

las hojas del arce

arremolinadas por el paseo, 

el viejo con su garrota


lunes, 18 de octubre de 2021

Boda


En esta foto, tal vez por la luz que entra por la puerta, no se ven las caras con nitidez - mejor para mí. Solamente se intuyen las sonrisas que suben por la escalera, en una mitad sevillana y en la otra cana.


día de boda,
al contraluz de la mañana
dos sonrisas
 

lunes, 4 de octubre de 2021




 Hace unos años, en una boda, lo habitual  era que se leyera, por ejemplo, la lectura de la primera carta de San Pablo a los corintios:

 El amor es sufrido, es benigno;

el amor no tiene envidia;

el amor no es jactancioso, no se envanece…


O la más fogosa del Cantar de los cantares


Mi amado es para mí y yo para él.

Porque el amor es fuerte como la muerte;

el celo, obstinado como el infierno.

Sus saetas son saetas de fuego.

Las grandes aguas no pueden apagar el amor

ni los ríos arrastrarlo.


pero los tiempos cambian,  incluso las costumbres culinarias…   hace un mes nos enteramos que las tartas nupciales ya no se estilan… lo supimos  tarde,  la tenemos encargada a la Suiza.

La sociedad  cambia, a estas alturas de la vida yo debería ser el padrino y mi hija, que es la madrina , la novia.

 Y antes  los novios  se limitaban a decir: sí quiero y era suficiente  - pero la  influencia de las muchas películas americanas viendo como dan discursos en las celebraciones – padrinos, amigos, y demás -  nos pone en estos aprietos.


La vida da vueltas; bodas sin tarta nupcial, madrinas las hijas…pero lo que no pasa de moda es  querer … , con querer me refiero no solo al amor de pareja que nos llena  con la pasión y las palabras; también al filial, que se mueve en vaivén, del  orgullo a la ternura; al fraternal que lo encontramos en los momentos más difíciles y nos entiende aunque no encuentre motivos; y al no menos importante  querer de los amigos y amigas, que a fuerza de compartir y mezclar risas,   confidencias y no pocas cervezas inventa un adn común.

Muchas gracias a todos por estar ahí.

No he resistido la tentación de hacer algo parecido a un haibun referido al principio de una mañana.

En un día cualquiera suenan simultáneamente nuestros  móviles en función despertador; en mi mesita la fotografía de mis hijos en edad casi adolescente me da los buenos días – en ocasiones pienso que debería ir actualizándola.

Mientras Llanos saborea su café, en su taza preferida sin asa, y  yo el cortado, pasamos del fregadero al lavavajillas algún plato de loza blanco con ribete dorado que forma parte de una vajilla que le regaló Fabi a Llanos, y  también guardamos algún estilizado vaso acanalado de cristal, recuerdo de su padre Ángel, y en el que la noche anterior me bebí  un vino (o tal vez dos).

Llanos se fuma el primer cigarrillo repasando los wasap. Tenemos algunos grupos comunes y dos con el nombre en inglés de family, pero naturalmente con iconos distintos.

En el icono de Llanos hay tres minions, eso dibujos amarillos tan graciosos que utilizan una mezcla de lenguas que van del español al japonés. No sé a quién representan, tal vez los dos mayores sean Ángel y Pilar y el del gorrito de papá Noel sea Elena de pequeña.

En fin, en ese grupo a menudo se ve: algún video con tontunas pero lo que más a menudo aparece son mensajes de:

He cogido cita para ver a mamá a las 6. 

 Y luego suma de otros, con y yo también voy de Criti y Tomás, de Pilar y Jesús cuando dejan un rato los libros o de  cualquier otro del grupo. Después de las 6 llegan videos de Prospe tarareando, siempre afinados y dulces, esos recuerdos que le vuelan.

Yo, cuando realmente supe que me querían fue cuando me incluyeron en su grupo de  wasap.


El icono de  mi Family es más clásico: es de hace ya  tiempo. Una fotografía en la que  María de bebé, ya con un vestido  rosa, descansa en brazos de mi madre sedente y sonriente con sus  pequeños ojos brillantes; mi hija Carmen le coge un pie a María y mira a la cámara. A Gabi con pelo corto,  bien peinado y arreglado, a veces es difícil reconocerlo; Fernando, vuelta la cara y ajeno al fotógrafo y al mundo, vigila a su primo. Mi padre parece que se encuentra en segundo plano, no sé muy bien qué hace, tal vez esté controlando a los dos nietos para que aguanten en el plano.

Aquí los mensajes oscilan también entre  tontunas varias y las fotografías de tomates, melones o pimientos de los hortelanos Jesús y Concha.

Mi hermana Carmen, siempre pendiente, contesta a todos. 

Supe que mi familia quería a Llanos cuando la añadieron al grupo de wasap.

Antes de irnos a trabajar, nos despedimos con un beso y con un no corras y ten cuidado de Llanos. Yo le deseo que se le dé bien la mañana, es nuestra  forma matinal de decir que nos queremos. 

Generalmente al llegar al trabajo  envío los buenos días, con desigual fortuna, a Carmen y Gabi. Vamos que Carmen siempre contesta o se adelante y Gabi creo que ha instalado un programa para responder una vez cada semana - cosa de informáticos -, pero es cierto, que  compensa su silencio de wasap con intensas llamadas vespertinas de teléfono.

Tengo la suerte de poder ver desde mi puesto de trabajo como mueve el viento las ramas entrelazadas de dos  tilos y como en sus copas van pasando las estaciones. En primavera les brotan una falsa hojas con semillas,  brácteas se llaman, que al desprenderse revuelan unos metros como helicópteros de papel.

Con la entrada en el otoño, aunque pierden algunas hojas,  se doran y se embellecen. Y sus ramas siguen rozándose cada día. 

Tal vez, Llanos, nosotros como los tilos estemos empezando  nuestro otoño, - pero yo más - así  es que, seguro que como ellos,  estamos en el tiempo propicio para  embellecernos juntos – pero tú más.



boda en octubre,

las familias se juntan

sin el wasap

viernes, 23 de julio de 2021

domingo, 30 de mayo de 2021

ABARRER


 Es curioso, "abarrer" no está en la RAE, tampoco en el  María Moliner.  

Me di cuenta cuando al ponerla en el procesador de textos  me salió subrayada en rojo.  El sinónimo correcto sería rebañar.  Pero por aquí, y quiero decir desde el Barrio del Depósito del Sol hasta la Iglesia de El  Salvador, se dice abarrer. 

Es posible que sea una palabra de antes, cuando eran menos los gordos y más las hambres. 
 Me viene a la memoria mi abuelo César, en la Fonda de la Estación, sentado en la mesa de la cocina. Por ese tiempo se puso de moda los platos de cristal duralex pero él nunca comía en ellos porque decía que parecía que la comida estaba encima del hule. Eran años en los que si el pan se caía al suelo se recogía y se le daba un beso, porque el pan venía de Dios. 

Mi abuelo comía en platos blancos de porcelana y los dejaba siempre limpios, los abarría  hasta que el pan mojaba en seco.

Creo recordar que decía Quevedo que el frío que se le metió en los huesos una de las veces que estuvo en prisión nunca se le fue por más que se arrimara a la lumbre. Tal vez a la generación de mis abuelos les pasara algo así con el hambre -nunca se les olvidó del todo -  y por eso abarrían tan estrictamente los platos.

Abarrer la he encontrado en "El bienhablao" ( repertorio de vocablos de la Manchuela) y en "El habla popular de La Roda de la Mancha", que dice que es un término utilizado por incultos. ¡Qué le vamos a hacer!

abarre con pan
los huevos fritos,
brasas de picón






lunes, 12 de abril de 2021

martes, 16 de marzo de 2021

Un paseo a las afueras




 Del invierno astronómico aún quedan vientos racheados y nubes grises en estratos. Han brotado, casi de un día para otro,  las flores  melificadas de los almendros y las pentámeras rosadas  de los prunos. Los árboles colorean  el horizonte medio del campo.

El camino de la Cabrera se ha convertido en una forma cómoda para salir del asfalto; por ahí vienen -sobre todo en primavera -   los peregrinos desde levante buscando Santiago. Pues eso, tomo el camino y luego el primer desvío hacia la derecha, dejando atrás la casa de los Gnomos, en dirección a la lonja  municipal de frutas y verduras.

En la ribera izquierda, en unos zanjones para desagüe, se encuentra un rodal de pequeñas flores que solo se aprecian si el caminar es tranquilo; es necesario agacharse para advertir la belleza del azul de la verónica del campo, con su tallo postrado y pubescente. Y fijarse, matematicamente, en la asimetría suave del color de sus pétalos. 

Por estos andaderos abundan los dientes de león, aún amarillos;  muy pocos han sacado sus vilanos voladores. Son flores que buscan soplos de niños y vientos.

Las fumarias, también prolíficas,  florecen en racimos erguidos con colores morados-rojizos.

Y las orugas, y las rabanizas, y otras y más de aromas mínimos  y verdes; pero hay que seguir andando si queremos llegar a casa; ahora por el asfalto, por las calles llenas de vida y sombras.

 ¡Ufff, casi se me olvida volver a  ponerme la mascarilla!



violetas:

en la yema del dedo

sus pétalos








miércoles, 24 de febrero de 2021

MACRODETALLE

 

Vendió su casa sin agonía y con lo ganado adquirió acciones de El  Corte Inglés. Lo planeó con  tiempo y  silencio. Estudió las leyes mercantiles de la bolsa y de la propiedad horizontal, con detalle, minuciosamente, fotografiando los artículos más escondidos, allí donde los legisladores insertan la composición de los alimentos procesados.

Antonio se mudó - con sorpresa de todos -  de okupa a El Corte Inglés. Pero él conocía los metros cuadrados que le correspondían con su inversión y que se convertía en copropietario de la tanteaba parte del edificio de Albacete que se levanta en la avenida de España, 30-32.

El primer día que se negó a salir  disfrutaba, en la sección de electrónica, de un documental de flores en veinte televisiones. El guarda de seguridad se puso chulesco y desorientado.  Antonio le enseñó un auto  de la sala de lo civil de la audiencia provincial que admitía una demanda de dominio compartido - como si fuera un apartamento de multipropiedad - y que imponía medidas provisionales de ocupación y custodia. El guarda llamó al teléfono rojo de emergencia y le pasaron con el despacho de Garrigues Walker que le obligó a guardar la metralleta y a que le consintiera pernoctar esa noche en el departamento de lencería de la segunda planta.  Al día siguiente vinieron abogados en  traje nuevo que, se fueron por la tarde sin poder echarlo y haciendo migas con él.

Al asunto no le quisieron dar publicidad para que no se extendiera su ejemplo, solo Iker Jiménez insinuó algo en un especial nocturno.  Los letrados  añadieron más anexos para que los que  adquirieran  nuevas acciones no pudieran imitarlo.

Antonio Muñoz  ocupó  El Corte Inglés solo por utilizar el ático y disfrutar de los atardeceres verdes,  alboreados, con luces de publicidad. Ninguna otra razón. Lo acondicionó a su manera: con plantas endémicas y bichos de varios colores. 

Antonio se gana la vida como macrofotógrafo - pidió excedencia como visitador nocturno - y, en su oficio,  convierte:  la brizna en bosque, la hormiga en un depredador y  al milano lo inmoviliza  en la corriente de aire. 

Antonio ama a los animales, y ellos a él, en algunas fotografías parecen que están posando como modelos italianos.

Todo esto lo cuento solo para que entendáis lo que voy a narraros ahora.

Una tarde, sentado con su  pijama de rayas rojas y blancas, entró volando al ático una abeja cansada. Se dio cuenta de que no lograba levantar el vuelo. Se posaba, intentaba agitar sus alas quitinosas y caía una y otra vez. 

No sé qué hubieran hecho otras personas: darles un zapatillazo, o contemplar la derrota. Pero él, sacó un platito con agua y azúcar y se lo dejó al lado. 

La abeja se acercó y libó. Dice Antonio que bajó un momento a la sección de entomología para ver si encontraba un tratamiento más adecuado, pero cuando regresó la abeja ya no estaba.

La historia así ya queda asombrosa. Pero la naturaleza es increíble. Ahora por la terraza vuelan cada tarde abejas en busca del platito con agua azucarada. Allí paran. 

No me extrañaría que algún día le llevaran gotitas de miel. 

p.d. En Albacete, ya nadie se sorprende si se encuentra en la tienda gourmet  del El Corte Inglés a Antonio en pijama.


Para Antonio Muñoz




domingo, 31 de enero de 2021

HAIBUN DE UNA NAVAJA



Hace años intenté adquirir la costumbre de leer en la cama, imagino que es la influencia de las películas americanas, los protagonistas parecen inteligentes y felices; a mí siempre me resultó incómodo. Opté por escuchar la radio nocturna, oía de todo menos programas deportivos. Ahora, acorde al siglo,  he trocado la radio por los podcasts y he modernizado  los auriculares.

Los  guardo en una cajita albicolor acanalada de 4x5x2.5.

La foto es de mis hijos; mi hija vivía los veinte años, mi hijo los dieciocho recientes; los dos visten de negro, un negro brillante de fiesta - posiblemente de esa nochevieja - y sonríen.  Gabriel inclina la cabeza y achina la mirada con la sonrisa, protege el corazón de los vaivenes de la vida cruzando los brazos; Carmen le pasa el brazo hasta el hombro derecho y reposa levemente la cabeza  en un gesto que es, mitad arropar mitad arroparse. El fondo es irrelevante, se encuentran entre el dintel de una puerta de roble  y una cortina floral.

El portarretrato es de madera -  19x15 - recubierto de una pátina  dorada y gastada.

Jerezana, estilizada y elegante, blancas las cachas como nubes al chispear. Resaltan en ellas cuatro incrustaciones de hilo de latón: dos cerca de la palanquilla y otras dos rozando el rebajo plateado.  Un par de remaches,  menores que los de tipo ojo de perdiz,  le crean la mirada.  En el lomo de la hoja cabe el reflejo de la luna llena. 

Como solo la llevo en tiempo de fríos y vientos, he optado por dejarla a mano  para defenderme de las pesadillas veraniegas.

La hoja:  espesor de 2 mm.;  acero inoxidable; 10 cm. de largo y con la uña marcada.



en la mesita de noche:

auriculares, portarretratos

y mi navaja



Seleccionado para publicarse en el III Concurso Internacional de Haibun Albacete Ciudad de la Cuchillería.