martes, 17 de noviembre de 2020

viernes, 13 de noviembre de 2020

Un recuerdo IV

 



Estuvimos liados casi un curso, es el único curso que siento no haber repetido.

¡Qué frase tan bonica, Paco!

La expresión de la cara le cambiaba constantemente, como en analepsis, según recordaba situaciones, mudaba de la melancólica a la decepción, de la alegría a la gratitud, del desaliento a la serenidad.

Cuando estuve con ella disfruté de la vida, y me sentí fuerte, importante y listo. Ese fue mi gran error, me sentía más inteligente que ella y, en cierta medida superior. En tan solo unos meses se me olvidó que era un pringao en cuestiones amorosas. ¿Eso cómo se llama?,  tú que escribes.

Diría que eso es soberbia, pero en tu caso con la atenuante de acomplejada gilipollez de la juventud.

Y la perdí, realmente la eché de mi lado, porque no leía los libros sesudos que a mí me gustaban, ni se tomaba la política demasiado en serio. Pensé que no podría ser feliz así a la larga. Se me olvidó que en eso lo que rige es el corazón.

Cuando dices eso, te refieres al amor. Parece que te cuesta decirlo, como si fuera sentimiento burgués. Oye, ¿y cuándo te diste cuenta de lo que sentías no pensaste en volver, en decírselo?

Claro que lo pensé, pero enseguida la vi con otro, creo que no sabía estar sola. Ya no pintaba nada.

¿Ella te quiso? Quiero decir si tú lo sentías.

Sí, y también creo que nunca me ha querido nadie así.

Me dio miedo volver, que me dijera que no, creo que lo que me acojonaba era  hacer el ridículo. Y ahora me arrepiento. No sé qué hubiera pasado. ML ahora lleva casi tres meses viuda, posiblemente siga sin saber estar sola,  Por eso ahora...

Me miró con la interrogación de la frase en el aire. 

En efecto, como pensé al principio, estaba preguntándome por los albañiles. 



N.A. TODO ES INVENTANDO, CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD DE SITUACIONES O PERSONAJES ES DEBIDO A FALTA DE IMAGINACIÓN.




Un recuerdo III





 Fue en un concierto, actuaba Francisco Javier Krahe Salas, no se quiso venir ningún compañero de piso, no sé,  por motivos de exámenes, o algo así, no lo recuerdo bien. El caso es que fui solo. Y me vio ella cuando estábamos entrando, me saludó, muy simpática, luego me confesó que en el instituto ya se había fijado en mí, solo por mi físico - bromeó-. 

Si la veo yo, seguro que no me hubiera atrevido a decirle nada, pero fue como fue, ella iba acompañada con una chica muy morena.

 Recuerdo que era de Linares, y me senté con ellas. Mucha gente las miraba.  Menudo par: una morena medio gitana, la otra pelirroja medio americana. Creo que por una vez en la vida fui la envidia de otros tíos. Disfrutamos del concierto, nos sabíamos todas las canciones  y cuando cantó Krahe la de "No todo va a ser follar", joder, me puse colorado como un adolescente y ML se dio cuenta. Se me notaron los malos pensamientos. 

A la salida, animados, nos fuimos a tomar algo, terminamos los tres en un antro tipo pub de mucha madera oscura con nombre irlandés. La linarense guardaba entre el tabaco blando, liados, un par de porros con costo de calidad. Yo los había probado alguna vez, pero no me iban mucho, porque no son buenos para nada, y porque me sientan fatal. 

A mí también me caen como el culo - no puede evitar dar mi apunte científico-.

Pero no me iba a hacer el flojo, así es que le di con ganas y el primero - vale - pero con el segundo  me pillé un amarillo, ¿sabes qué es eso? me preguntó y claro que lo sabía y sufrido en propio cuerpo.

La de Linares se fue, ML pagó las copas y me sacó a la calle en cuanto se fue algo  el desmadejo de mi ánimo. Y paseamos al aire templado de las calles, me sujetaba en ella, y cuando me venía la vida, consciente de mi situación no la solté. Y ML lo notaba, en fin, sin más detalles, un besete, otro y que nos liamos esa noche.

Paquito, se te ponen ojillos tiernos contando eso. A mi hija, aún le pasa que cuando nombra  un chico madrileño que quiso muchísimo le cambiaba la mirada, incluso se pone más guapa. Para mí que aún siente algo, ella sabrá.  Tú solo cambias la mirada, no te hagas ilusiones. 

Me enamoré de ML, creo que nunca me he vuelto a enamorar así.


Un recuerdo II





A mí también me gustó ML, joder, ¿pero a quién no le gustaba? Tal vez era demasiado delgada, tal vez demasiadas pecas sobre la piel lavada, tal vez demasiado delicada... la verdad es que era una preciosidad tipo Kataharine Houghton Hepburn, pero más de aquí.

Luego en la vida ha sufrido muchas penas, me he enterado de que, hace unos días, su segundo marido, el policía,  se ha suicidado. Comentan que porque se iban a divorciar y él no lo soportaba, que porque ella se salía por ahí con otros y ... en fin, se pregonan tantas barbaridades. Lo cierto y verdad es que el muchacho se pegó un tiro en el pecho, en el corazón, una muerte con la que claramente le quería dejar un mensaje indeleble y  cabrón.  Es difícil juzgar el sufrimiento.  ¡Todos vivimos como podemos!

En ese momento Paco se echó a reír. Es la risa que surge en la tristeza de los duelos. Me dijo entre dientes que eso aún no pero que llegaría. 

Ya, él leyó ¡Todos vivimos como Podemos!  Os conté que Paco es muy político. Reímos.

Lo que tú no sabes, me dijo, es que estuve con ella un tiempo en Murcia. Allí coincidimos unos años, ella se fue a estudiar derecho, aunque lo que se dice estudiar no lo hacía mucho, eso sí, con el tiempo lo terminó en la UNED. Ahora creo que ejercía de abogada laboralista en la UGT y creo que lleva casos sobre despidos objetivos y ...

Le corté en seco, ¡coño Paco!  no me cuentes el estatuto de los trabajadores y dime qué pasó en Murcia. 






Un recuerdo I





 La llamada fue inesperada, tanto por el tiempo que llevábamos sin hablar como porque Paco nunca me telefonea. Si se quiere poner en contacto me escribe por el messenger de Facebook. Y, lo que sucede en estos casos, el pensamiento va encaminado al drama. Pero no, solamente quería quedar a dar una paseo y charlar. Que, sinceramente, me siguió pareciendo extraño. Creo que no hemos  vuelto a conversar en modo paseo desde que los dos fumábamos ducados, así es que, seguí dramatizando y lo que me venía más a mano fue que se iba a separar. Ya sabemos, si vas a hacer obras en casa preguntas a los amigos por si les gustaron sus albañiles. Quedamos para el sábado a las cinco.

Ya nadie vaguea en otoño por el paseo de la estación, todos van y vuelven con destino fijado en el navegador. Los tilos no se encuentran en su mejor momento. Desmochados por la copa y con hojas tristes por la base más campanuda. Es una imagen desolada y poco simétrica. 

Le pregunté un poco por su vida, Paco es médico y ya sabemos... la fluctuación empinada de la pandemia, de los contagios y de las misas de difuntos. De lo que procuré no hablar es de política, él tomó su camino con la primera barba y lo ve todo con la seguridad de un político de los ochenta, con su forma retrospectiva de vivir;  yo camino con más chascos y asombros y dudas, tal vez, las de siempre.

Llegamos a la punta del paseo y todo era un preludio entretenido. Cuando giramos los pasos me preguntó por ML. ML era una chica que iba a dos cursos menos que nosotros cuando estudiábamos en el instituto, pelirroja, con rizos recogidos la mayoría de las veces, pero que en fiestas los dejaba asalvajarse hasta la segunda vértebra lumbar.

Claro que la recuerdo, le dije, estuviste pillado por ella, sonreímos porque en un segundo el corazón nos volvió a latir inexperto y joven.

martes, 10 de noviembre de 2020

Hojas de tilo

 




En el paseo de la estación aún se siente la humedad de la tormenta que cayó  hace unos días, a pesar de que apenas si queda tierra visible, solamente en los alcorques que delimitan a los tilos y aligustres. 

Las hojas se encuentran en su transición marchita, fluyendo del verde al seco marrón. Entre estos dos colores, como principio y fin, se encuentran el ocre y el dorado.  Es un dorado que refleja el sol y lo convierte en algo más específico, pasa de estar esparcido en el aire a ser un rayo definido, que apunta, que acota su infinito:  de ser una nube a ser gota.

En ese atardecer camino, apenas son las cinco menos algo - hoy  me he quedado dormido en el sillón de mi padre - ando dirección  oeste y debo bajar la mirada.

relumbran 

las hojas de los tilos,

hacia el poniente