lunes, 31 de octubre de 2022

Víspera de difuntos


Fue solo un momento, apenas entrar y salir, echar un suspiro y un poco de agua en el pequeño florero, un beso de la mano a la lápida, un saludo y recoger unos pétalos caídos de las rosas blancas.

Los gatos no estaban en la entrada, demasiada gente entrando con flores y saliendo con recuerdos.

Aunque fue solo un momento, me acerqué al primo César y junto a él recordé a otro primo que descansa más lejano, Luis.

Solamente entrar y salir. Es un día de mucho tráfico y este tramo, La Roda- Albacete, se satura a partir de las cinco.


víspera de difuntos,

en el bolsillo

tres pétalos blancos

jueves, 1 de septiembre de 2022

Parque Lineal

 Hacía tiempo que no paseaba sin ánimo de medir tiempo o distancia. He ido a caminar por el Parque Lineal, solo un rato, a estirar piernas, a cicatrizar heridas umbilicales y a respirar.

Me he parado con los primeros árboles; en ocasiones los siento más seres, más presentes, por eso digo con, igual que me he detenido con Gerardo en la tahona para hablar de isquios y jubilaciones.

Gerardo es un muchacho que conocí preparando oposiciones y que ya se ha jubilado y al que siempre veo con sonrisa y cara de San José informático. Sé muy poco de su vida, aparte de que vive en la calle Gaona y que me hubiera gustado ser más amigo.

Pues digo, que el primer árbol ha sido una catalpa, el segundo un álamo, después un algarrobo loco o árbol del amor y por último un cedro. Me he detenido con cada uno de ellos un momento, mirando las hojas, las vainas y los troncos. 

Después, un paseo disfrutando de las sombras frescas y lentas de la mañana y, de pronto, me cae de un árbol una miga de pan, He mirado alrededor, en ese momento ningún circunvecino. Ni peatón, semoviente o ciclista, se encontraban cerca.

He seguido unos paso más pensando y mirando caras de la gente que me cruzaba, tratando de adivinar quejas propias o alegrías de nietos. 

Después a por panecillos integrales, saludar a san Gerardo y vuelta.


cae del álamo

una miga de pan,

pian los gorriones


domingo, 3 de julio de 2022

Boda de Tomás y Cristi


Cuando nació Cristina la casa se llenó de más luz y alegría, toda la familia pendiente de ella.

 De pequeña, era más una muñeca de ojos azules a la que paseaba orgullosa junto a mis amigas adolescentes que una hermana, pero a pesar de nuestra diferencia de edad (que tampoco es tanta), siempre hemos tenido mucha complicidad.

 La he visto crecer, madurar, estudiar, luchar para encontrar su trabajo y enamorarse de Tomás.

Y con él, la veo feliz, segura, estable, alegre. Solamente por ese motivo podría querer a Tomás, pero es que, Tomás posee muchas cualidades por sí solo que lo hacen especial: es cariñoso, generoso, familiar, ..., esencialmente bueno.

A lo largo de estos años los he visto enfrentarse a momentos muy complicados, de incertidumbre, a grandes ausencias y también, como no, a saborear los momentos felices con los ojos iluminados y brillantes de dos personas se quieren mucho.

Cristina pisa la vida con una sonrisa azul y un donosti lento, Tomás es de sonrisa meticulosa y mahou verde y así, con sus dos maneras de afrontar la felicidad, viven o se desviven según se preste el camino.

Ellos son de debatir cada paso a dar y el tono áspero de la pintura, pero luego alguien cede (posiblemente Tomás ) y caminan juntos, muy juntos, cogidos de la mano con el mismo destino.

Son una pareja que comparte cruceros y playas con innumerables amigos, que acogen cuñados perdidos y que cuida a la familia.

La vida les puso en un abismo de falta de aire y ausencia, y cada uno ha tenido en el otro una estrella guía para seguir andando.

Pero eso ya pasó, algún tatuaje queda en los pulmones, al igual que los antiguos marineros cuando cruzaban el cabo de Hornos.

 Cuando juntan sus vidas, Tomás y Cristi, pasean con una misma sonrisa meticulosamente azul, pero ella con su donosti lento y él con su mahou verde.


a dos de julio

dos maneras de sonreír 

y un camino




Cristi, Tomás, que seáis muy felices. Os queremos mucho.


domingo, 1 de mayo de 2022

Tallos largos -


Aunque es  octubre el día sopla invernal. Vamos a comprar a la floristería dos planteles de pensamientos - violeta  y  amarillo - y un ramo de margaritas blancas.  El viento produce un vaivén en las flores que me recuerda a las mariposas.

viento frío, 

aletean los pétalos

de los pensamientos

Los pensamientos toman su denominación del lenguaje de las flores de la época victoriana:su nombre científico es viola tricolor.  El nombre de  margarita se debe, posiblemente, a Aristóteles en su tratado de plantas. Si la florista lo busca en internet también lo sabrá.

Con el rastrillo de mano hoyo la tierra húmeda de la jardinera de madera y acurruco a los dos pensamientos al lado del romero más alto. Las manos se ensucian con miedo; se mete entre las uñas el compost nuevo y arranco con ayuda de unas tijeras de podar unas raíces leñosas y secas.

Terminado el trasplante montamos en el coche, se nos ha hecho algo tarde y corro más de lo permitido, por la A-31,  para que no nos cierren. Por la mañana el horario es de nueve a una. Llegamos a menos veinte Las puertas de hierro siguen abiertas. Unas mujeres encalan tristemente unas calvas de la tapia.

Unos pocos pasos al frente, luego se gira  a la derecha y posteriormente a la izquierda: en la de abajo.

Los tallos son demasiado largos; con la navaja acomodo las flores al tamaño del jarrón; las colocamos con la misma ternura que se dan dos besos.


corto los tallos

de las margaritas, 

para mi padre

                                           







martes, 12 de abril de 2022

Carmen

 Nunca he sido de dejar mucha propina en bares y restaurantes, vamos que, siendo sincero,  casi nunca he dejado. Pero pasan cosas que ...


doce de abril,

ya dejo  propina

al tomar una cerveza











Y no todo va a ser espuma,



Martes Santo, 

las saetas se mojan

en el silencio de Sevilla




Muchas felicidades, hija. 








martes, 11 de enero de 2022

Noche de Reyes

 - He oído pasos.


Creo que ha sido mi madre quien lo ha dicho.

 Y de pronto... se va la luz. La  casa a oscuras, apenas se ven nuestras siluetas.

Todo el mundo calla con cierto nerviosismo aguardamos a que alguien se levante y  atine a dar los plomos.

Hace un rato en  la calle, casi llegando a casa de mis padres, mi sobrina María ha visto con total seguridad como se recortaban unas figuras cruzando la luna llena.

Es la hora de cenar y  todos esperamos entre el comedor y la cocina contigua: abuelos, padres, hijos y la tía Carmen; un total de once.

Los cuatro críos son los más inquietos. Los demás agudizamos el oído. Mi padre da por fin la luz y nos vemos la cara. Mi madre se adelanta a todos y, cruzando el pasillo vacío,   abre la puerta del salón con mucho cuidado; nota como entra una corriente de frío, la puerta de la terraza - que en invierno siempre está cerrada- se encuentra  abierta. 

- ¡Veo unas capas! –  grita mi madre. 

Nadie se marcha del  comedor, los chiquillos  remueven su inocencia cada vez más inquietos y le dan la mano o se abrazan a quien se encuentra más cerca.

La bandeja de mantecados, vacía; las copitas de anís, a medio beber. 

- ¡Vamos, venid todos!


papeles de regalo

tirados por el salón, 

noche de reyes