lunes, 17 de diciembre de 2012



Once grados, algo de luz de la tarde y un viento suave que lava la cara. Puedo ir con la cazadora roja desabrochada. Llevaba tiempo sin buscar el camino que conduce a la Pulgosa, está repleto de gente que corre, que patina, que pasea perros mientras habla, de parejas y solitarios que andan - como yo -.
 Unas chicas jóvenes - incluso más que mi hija - corren en grupo con colores rosas disciplinados y dejan a su paso un ligero aroma a goma de borrar, sus coletas bailan y hablan a pares entre sonrisas.

Cruzo el jardín botánico - que debería embellecer el horizonte -  su peso de hormigón cuadricular y rejas lo asemejan  más a una cárcel de árboles que a un jardín. Confío que el paso del tiempo oxidará los muros y le quitará humanidad. ( Me extraña que no tenga graffitis.)

Mis caminos de otras tardes son destinos sutiles, encuentro calles en las que la gente camina para ir a sitios, entran y salen, se paran en los pasos de cebra y fuman en la puerta de los bares, nadie camina con ida y vuelta, solo yo. Y después de las calles llega la tierra, mezcla de erial y abandono, y luego casas con campo cercado que enseñan las copas de los cipreses y de los pinos, y después el ladrido de perros con ojos de diablos y "el glugluteo" de unos pavos escondidos tras una puerta verde y unas cabras pastando junto a un caballo y almendros con almendras negras y una mano...

Pero, no se porqué, estos caminos no son solitarios.

hacia el sur,
camino a la Pulgosa
en silencio.



2 comentarios:

  1. Me encanta, pero ¿estás seguro de que nadie camina c0n ida y vuelta? vayamos a donde vayamos, esperamos el lugar de vuelta, ese lugar al que regresar.

    UN BESO Y SIGUE ESCRIBIENDO, ES UN LUJO LEERTE A MENUDO.
    BESOS, ANA

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  2. La ida y vuelta refleja la gente que anda por andar, eso pasa en la Pulgosa. Por la calle la gente lleva un destino. ¿Y en la vida?, eso lo tendremos que hablar con unas cervezas.

    Gracias, generosa. Besos.

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