lunes, 10 de febrero de 2014



Las olas aquí huelen a tierra
y la arena templada anida en los balcones
en espera de una ráfaga de escobas
con zumbido de caña.

¡Miro al mar rompiéndose!
 -lo veo en unas hojas de papel asperamente moreno,-
lo veo
renaciendo, rompiéndose, renaciendo..
sobre un sí mismo ajeno
sobre los demás ajenos
aquí
en un levante prestado, bajo el sol,
entre el viento,
sobre un mar individual.

Y al recontar las olas siempre comienzo en uno
"como un náufrago metódico"
como si se pudiera empezar cada segundo otra vez
sin ayuda de palomas que midan la distancia.

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