miércoles, 27 de marzo de 2024

Mohammed


Hace un par de semanas llegó a mi trabajo a presentar una paternidad Mohammed (con dos emes). Es un hombre de tez aclarada,  sonrisa leve, paciente y de con cierto acento de chilaba. 

Por diferentes motivos administrativos, que siempre son incomprensibles a los que no navegan en este mundo y que no necesito explicar a los que sí lo sufren, tuvo que volver en varias ocasiones. (El famoso vuelva usted mañana).

Cuando ya se solucionaron las trabas me dijo que  yo era un hombre bueno (sí, a mí también me  extrañó) y me preguntó si me gustaba leer.

Me quedé perplejo. Alguna vez me dan las gracias por mi amabilidad (sí, de verdad que sí) ¡pero eso de bueno...!

Le di las gracias y le contesté que en efecto me gustaba leer.

Sacó de su carpeta azul un librillo sobre introducción al Islam. (Yo tampoco me lo esperaba).

 - Eres religioso

 - Solo creo en la bondad

 - La bondad no es suficiente. Lee este libro dice muchas verdades. Ya lo comentaremos.

 - Vale, lo leeré. Pero no creo ni en mi religión que es la auténtica... (no entendió el chiste)


Cuando se fue pensé si me dio el libro porque me vio bueno, o me dijo bueno para darme el libro.

¿Qué pensáis?

Lo tengo en un cajón de la oficina, en algún momento lo hojearé y que sea lo que Dios quiera.





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