jueves, 11 de diciembre de 2025

Andar o pasear




Últimamente salgo a andar, no a pasear. Es muy diferente.

Me estoy preparando para un reto - junto a mi amigo Paco -que me emociona: ir de Sevilla a Santiago de Compostela por la Vía de la Plata, de albergues y con mochilas. Serán aproximadamente 37 etapas consecutivas.

Mediremos nuestras fuerzas y la voluntad. En algún tramo le pediremos ayuda al apóstol.

Andar implica un ritmo constante con atención al cronómetro y al kilómetro. También a las calorías y al objetivo señalado.

Pasear es otra cosa: ir mirando  más allá de tu yo. Vagar en modo haiku. Asombrarte de los cambios regulares de la naturaleza; de dos ancianos cogidos de la mano sosteniendo el paso del tiempo; de los colores celestes; del viento frío que destempla con facilidad el ánimo. Siempre he sido un friolento.

Pues eso, que iba andando atléticamente, intentando caminar a menos de once minutos el kilómetro y me tropecé con el otoño. 

Las hojas sazonadas de los cinamomos inundaban las aceras. La naturaleza amarilla y crujiente se bajó a las calles a ras de pies y pasos. El viento traía un olor otoñado y húmedo. La luz titila en el envés de los hojas de los álamos...

Ha sido un momento de parar y mirar. 

Y sigo; miro el crono. Parece que este kilómetro va a ser más lento. Tengo que apretar el paso.


viento cardinal,

en las aceras cae

el otoño










No hay comentarios:

Publicar un comentario