martes, 20 de diciembre de 2011

Parque


Las verjas que limitan el parque son tristes, un poco de naturaleza en la ciudad y ya son necesarias una hilera de lanzas para proteger los delitos que se embozan entre las sombras de los árboles y la Luna.
A su alrededor la gente anda a todas horas; por la mañana para mirar las copas de los refrescantes plátanos llenas de vida y de color;  por la tarde-noche  para contemplar su perfil más misterioso, como  las tapas del cuento de Hansel y Gretel.
El frío nocturno se encarga de entornar las puertas, y de procurar sosiego a las luces de la fuente, los focos están dispuestos a iluminar el agua, pero sin poder evitarlo, se pierden algunos destellos entre las ramas.
Antes de ponerme a dar vueltas, como un loco más,  paseo tranquilo cerca del templete.

Verja del parque.
Dan vueltas por la noche
los más gordos.

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