domingo, 14 de julio de 2019




Llevaba algún tiempo con la pereza enganchada a las zapatillas y no salía a caminar. Hoy, en la terraza, el aire fresco me ha empujado fuera de la casa. Y la naturaleza de siempre, de muchos días, algo  olvidada, me ha provocado paradas, intenciones y haikus.  Haikus de libreta, sin pensar mucho, sin retocar (ya lo haré) pero eso no es muy importante, te detienes y miras lento.

caen las flores
de la acacia...

la abeja liba
la flor de la acacia,
otras en el suelo

(¿Las abejas liban o solamente las mariposas?)

la abeja liba
en vuelo
la flor de la acacia

No sé contar todo lo que veo, ni se debe decir.  Y la naturaleza sigue sorprendiendo. Se distinguen muy bien las sóforas (una clase se acacias)  al estar en floración y las voy viendo de lejos y las cuento.

Me llaman la atención unos vencejos que vuelan a ras del suelo, del césped, una y otra vez. Un gorrión detrás de ellos parece que quiere imitarlos, jugar a su mismo juego.

cae la flor de la acacia,
vuelan a ras del césped
los vencejos


 Escucho la radio, a Pepa Fernández que el próximo fin de semana celebran la vigésima temporada. Escuchar no me impide mirar.

En este trozo del paseo es el único de Albacete que he visto unos árboles que se llaman de los farolillos. Presentan unas cápsulas que parecen, eso,  farolillos. Bajo estos la lavanda florecida les aporta fragancia.

bajo la sombra
de los farolillos
la flor de la lavanda

He llegado al punto donde me doy la vuelta,  aquí comienza otra ruta que no hago mía. Vuelvo por calles diferentes.

A la derecha, en la acera, haciendo ya sombra observo unos árboles jóvenes,   son iguales a los que hay en ese momento en el paseo, pero eso, con menos tiempo.

el plátano joven
no tiene escamas
y ya da sombra

No quiero decir nada en este haiku,  aunque lo parezca.

Loa farolillos también se adornan con flores, como la acacia, flores de estío.

Llevo unos días observando volar alto a las palomas, así, en ese vuelo celeste,  parecen más libres, más pájaros que cuando van en el parque en busca de los gusanitos que arrojan o se le despistan a los críos.

Cruzo por un jardín, el de Félix Rodríguez de la Fuente: unas hermosas rosas lo adornan, mi rosal se secó ya hará un mes, nos duró poco. También veo correhuelas blancas.

en el jardín
setos de correhuelas,
vuela alto la paloma

Cuando voy a cruzar, ya perdiendo el paseo, caen hojas de acacia sobre el césped, se nota perfectamente las dos clases de verdes.

la flor de la acacia
de verde más claro
en el césped


Más de una hora andando, voy pensando en el almuerzo. Y me cruzo con un hombre que lleva una bolsa de papel calada de aceite de churros. Le pregunto por dónde se encuentra la churrería y mientras me lo indica soy consciente que he salido sin dinero. No obstante sigo el camino que me ha indicado, por cortesía.

Casi llego, la calle repleta de coches aparcados, uno tras otro, sin apenas espacio entre ellos.

treinta coches
aparcados en batería
y una caca de perro

No todo son flores. Pero el paseo ha merecido la pena, ya con tiempo modificaré los haikus.








2 comentarios:

  1. Un paseo muy ameno, salpicado de frescos haikus. Saludos,

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    1. Sí, en ocasiones parece que me salta la naturaleza a los sentidos y otras nada. Gracias, Susana.

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