viernes, 14 de agosto de 2020

migas de pan

 

Andábamos, hace un par de días, por el final de la calle Lozano, cerca de Nuestro Bar, una calle peatonal y adoquinada en dos colores sufridos: un gris amarronado en el centro y un blanco grisáceo con pintas a ambos lados. Pues eso, esparcidas por su parte central encuentro unas migas de pan blanco esperando el picoteo.

Hoy las he vuelto a ver allí, deben ser las mismas, aunque algo más oxidadas y desde luego se hallan en el mismo sitio, centradas en la calle,  hasta diría que dibujan la misma forma irregular de galaxia.

Es extraño que los gorriones no se las hayan comido, pienso; aunque esa zona fue siempre de muchos gatos. Eso fue antes de que una lluvia de primavera constante, de varios días, derribara los muros amarillos de adobe.  Allí, en esa casona, se amontonaban gatos de varias generaciones, que se deslizaban entre las rendijas podridas de las "portás". Tal vez persistan por el barrio huellas, o la liviandad de las  vibrisas en el aire y no se acercan por allí ni palomos ni pardillos.

Pero lo más extraño de todo es que el barrendero no las ha recogido con su cepillo de cerdas duras, porque no se ven ningún papel, ni colillas.  Me gusta pensar que no barre las migas.


siguen las migas de pan

en la acera, 

ya pasó el barrendero


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