miércoles, 31 de enero de 2024

Ruta: Valdeganga - Charco azul

 Nos ha dado por andar y puede pasar cualquier cosa, tal vez no dejemos un sendero por pisar.

Salimos de la Plaza Mayor de Valdeganga, en una esquina vemos un bar con ciclistas almorzando; es un poco temprano para tomar fuerzas y más aún para reponer, pero ahí están.

Bajamos por la calle Cuesta del Río, que sabemos que es fácil que nos lleve donde queremos. Buscamos una ruta circular bordeando el Júcar. 
Cruzamos el río por un puente y llegamos a la carretera. Allí surge la primera duda y vamos y volvemos, como un perro con dos amos, hasta que nos decidimos y, con algo de suerte, acertamos.

Vamos solos, los cuatro, aunque hablemos, el silencio forma parte del paisaje; a la izquierda sabemos que discurre el río, se ven terrazas y esbozos de huertas y a la derecha una pared jaleada de piedras, hierbas duras y alguna cueva en la que anidan historias y aves.

Calculamos que la ruta se prolongará unos 11 km. No se puede narrar cada paso ni cada mirada.

A lo lejos oímos unos constantes ladridos de varios perros. Aún no sabemos de dónde vienen, pero nos acercamos a ellos y no cesan en ese aullar que suena a lágrima. Es algo inquietante aunque no infunde miedo, vamos con la mirada alargada y previsora. 

Llegamos al ruido y vemos que se encuentran en una finca, a la izquierda de nuestro caminar, especulamos con la reunión canina, la teoría que consensuamos es que es una escuela de adoctrinamiento perruno.

Nos cruza algún ciclista silencioso y llegamos al puente donde iniciamos el regreso.

Mientras cruzamos, una estampida de quads estridentes y rápidos estropean el horizonte y el aire.

Los olvidamos cuando atravesamos el puente.

Buscamos el Charco azul. 

En un breve recodo, el río juega a remansarse, saltar y agitarse. Admiramos el juego y los tonos del agua.

El río se asoma a la derecha y a nuestra izquierda abundan los pinos y las sombras. 

Llegamos al pueblo subiendo por una cuesta empinada que conserva una réplica de una estela romana de Cornelio Firmo.

Otra subida más y buscamos las sillas que ha dejado vacías los ciclistas.









hierba de mendigo,
junto a la senda
sin rumor del río


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