miércoles, 27 de noviembre de 2013

Olor a alcohol

Ahora la casa huele a alcohol de romero – dice mi madre -, sin darme cuenta dejo de mirar, me coloco en otra calle, otro lugar siendo el mismo lugar, oigo ruido de camiones que transitan entre líneas amarillas de la carretera general y allí... una casa compartida a mitad en patio y pateras, un santo visigodo bendiciendo hierático -y sigue - desde lo alto de su hornacina de cal, un rosal que da sombra de espinas y el aljibe que huele a galletas de coco con mermelada.
En estos días los sillones se llenan de sueños, la piel se queda dormida en el pellizco juguetón de la nieta y desde la ventana se ven los higos picoteados y a los gatos tuertos que se esconden entre piedras y escalones.
Ahora,  en la casa cuelgan notas neuronales como estrellas de Belén sobre la tele encendida y, la casa huele, sigue oliendo,  a hogar.

9 comentarios:

  1. ¿Y no hay nadie que quiera hacer con lo que escribes un libro de poemas? El mundo editorial no sabe lo que se pierde.
    No tengo otras palabras para lo que escribes : poeta y precioso

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  2. Final de texto hermoso y emotivo. La lágrima a punto.

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  3. me gusta mucho conocer este blog. llego aquí para volver, porque escribes con el corazón.
    saludos

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    1. Es cierto, son sensaciones de corazón.
      Gracias por el comentario y por leerme.

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  4. Coincido con el primer comentario, poeta y precioso

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    1. Y yo también coincido en la respuesta. Gracias por tu imparcialidad "anónimo".

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  5. Estoy aprendiendo a utilizar el ordenador para poder leer lo que escribes.
    Son preciosos!!!
    Te doy unos días para que adivines quien soy.

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