martes, 2 de octubre de 2018
Hay mendigos que deciden quedarse y otros aparecer.
El inglés es de los que ha decidido dejar el oficio de vagabundo: un señor estilo Walt Whitman de frente, aunque por detrás, con naturalidad, enseña el culo.
Ultimamente veo a otro que lanza el penúltimo salto hacia atrás. No le he puesto nombre, va siempre muy despacio, con la cara curtida y todos los gestos arrastrados, sujeta con ambas manos una caja petitoria que recuerda a las del dominó. Suele rondar por calles céntricas de bulla y humo.
Ayer tarde me lo encontré por el albergue municipal, seguía a su ritmo y a su destino, con su caja de dominó por delante, estirando de él. Cerca no había nadie.
calor en otoño,
lentamente el mendigo
por el carril bici
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