miércoles, 21 de febrero de 2024

Villalgordo del Júcar - Hoz del Batanejo

 Nueva ruta. La hemos buscado por varias páginas y nos decidimos por una que encontramos en Wikiloc y que se ajusta a nuestras carencias: entre moderada y fácil, cerca de Albacete, máximo 15 km y circular.

Una vez que llegamos al punto de partida en la avenida Príncipe de España de Villalgordo, iniciamos la andada y encontramos con facilidad el camino que debemos seguir; observamos que coincide con una ruta marcada, en cada bifurcación, con hitos con el número 11, por lo que dejamos en el bolsillo el móvil con las indicaciones para centrarnos en los pasos.

Los almendros florecidos los vimos por otros parajes ya hace algunas semanas, hoy notamos al pasar a su lado, un aroma intenso a miel. No en vano su nombre es prunus dulcis.

A la izquierda de nuestra senda, la ribera del Júcar transcurre marcada por olmos deshojados y cañas. A la derecha algunas viñas en espera del envero y el trajín del próximo otoño.

Nos cruzamos con un coche conducido por un señor que rondará los 80 años y, con una sonrisa almorzada y sin prisa, nos pregunta por Olivares del Júcar. 

Seguimos la marcha hasta encontrar el Salto del Batanejo, en el que se puede oír con claridad el tronar del agua en su salto. No logramos ver su origen, una valla y cañas dificultan mirar. 

Alcanzamos la Hoz del Batanejo, una quebrada que nos enseña el Júcar verdino desde lo alto y un valle en un plano cenital.



A la derecha contemplamos tramos de monte bajo con pinos y carrascas. Tomamos un puente sobre un cauce seco y después de un par de giros en el camino y comentar lo bien señalizado que se encuentra el recorrido, en un desvío con ramificaciones, no sabemos por dónde ir. Estamos junto al Puente de las ovejas y discutimos, sin sangre, si dirigirnos al norte, sur o este. 

Vienen unas paisanas rodenses por otro desvío y nos orientan. Justo en dirección contraria de lo que opinábamos tres de los cuatro (¡bien por Llanos!).

Ya encarrilados, solo nos resta rebasar un pequeño ascenso de piedras hasta contemplar el salto del río que provocaba el ruido líquido en la otra orilla.


El resto del sendero vamos a una buena marcha de un kilómetro cada diez minutos (¡bien por Oti!) hasta alcanzar la Taberna de Pepe "el gorrión" y reponer fuerzas con torreznos y cerveza muy fría.

Después de comer quisimos visitar el Museo de los Envases, pero no pudo ser.



tras el ramaje

de los olmos deshojados,

palacio en ruinas






2 comentarios:

  1. Guarda esta ruta para el otoño que la hoz se pone muy muy bonita con el color de las hojas de los chopos.

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